En nuestra cocina los sentidos se abren y se convierten en un juego divertido y serio a la vez que exige un montón de imaginación e ilusión. Huimos de lo corriente y de la falta de mejores espíritus.
¡Levantemos la tapa del puchero y veamos lo que se cuece!
… porque no se olvide: aquí la cueva se hizo restaurante..