Un atractivo portalón ambientado con aperos de labranza y otros cacharros da la bienvenida a la clientela de La Calleja de Urbano, que dispone, una vez dentro, de dos comedores con una capacidad para unas 30 personas.
Fiel respeto al producto, frescura, calidad y fogón puro y duro son las “armas” de seducción que emplearán en la cocina Marcela y Javi. Embutido de la tierra, mollejas a la plancha y guisadas, pichones y lechazo, carnes rozas, chicharro al horno, bacalao,… una “cocinita de ajo y pimentón” donde no hay sitio para las prisas. Fuego lento, mucho amor y materias primas de calidad como aliadas.